–¿Qué tal Alex?! Pensaba que ya no me llamarías – dijo una voz femenina al otro lado de la línea.
–Tenía muchas ganas de hacerlo pero es que he estado a tope estos días. Pero todo llega al fin si se sabe esperar.
–Jajaja que sobradito, ¿no?
–Bueno…y dime, ¿qué tal llevas el día?
–Bufff he tenido una bronca con mi jefe y encima saldré a las 7 porque tengo que acabar un informe.
–O sea que lo mejor del día te lo reservas para el final
–¿Qué quieres decir?
–La reunión que tenemos tu y yo prevista para las 8:30 esta noche
–¿Cómo??
–Sí, lo tengo aquí delante en la agenda de nuestra empresa: 20:30 Reunión con el Sr. Nevada en el Afterwork Space. Y pone una nota para ti: “No ir demasiado sexy”
–Jajaja que morro tienes
–No, sólo soy muy responsable con mi trabajo
–Jajaja
–Entonces a las 8:30 en el after
–Bueno, te digo algo luego
–No, no, los negocios son los negocios. Tenemos que ser profesionales. Una
cita es una cita
–Pues es que no sé como estaré de ánimos a las 7. Luego te llamo sobre las 6 y te digo algo
–Entonces lo mejor es que pospongamos la reunión para otro momento en el que podamos tratar nuestros delicados asuntos con tiempo y dedicación. Ya te llamaré durante la semana, te lo prometo.
–Eeeeh…vale
–Un beso Laura. Ah y no te preocupes que no voy a informar a tu jefe de tu poco espíritu corporativo
–jajaja un besito
¿Qué ha pasado aquí?
En principio parece que me he quedado sin cita porque mi juego no ha sido sólido. Nada más lejos de la realidad.
Si te fijas, ella me ha puesto un aro por el hecho de pretender dejarme en espera hasta las 6 de la tarde para confirmar la cita. Si hubiera accedido, mi marco se hubiera ido al cuerno pues ella se habría erigido en examinadora y premio, con la potestad de concederme su tiempo o no.
En un caso como este hay que estar dispuesto a romper la negociación y aplazarla para otra ocasión. Eso sí, es esencial hacerlo sin ninguna reactividad y dejando una puerta abierta. Si ella percibe que te has ofendido o indignado estás fuera del juego. Lo más indicado aquí es el Cebo_Amonestación, que es lo que he usado al referirme a su poco espíritu corporativo, es decir, a su poca colaboración en nuestro juego.
Y los que me conocéis mejor supondréis ya como continuó la historia, ¿no es cierto?
Efectivamente, Laura llamó un par de horas más tarde para decirme que iba bastante adelantada con el informe y que si todavía seguía en pie nuestra reunión.
Al final la reunión fue extremadamente productiva hasta el punto de que a la mañana siguiente la hice sonrojar con la sugerencia de enviar una carta de felicitación al departamento de atención al cliente de su empresa por sus esmerados servicios. Me encanta hacer negocios.
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